lunes, 4 de enero de 2016

Felicitamos a nuestro socio Francisco B. Burló Giner por la publicación de “Cecilia de Roma: Música en el corazón” en La Verdad

Felicitamos a nuestro socio Francisco B. Burló Giner por la publicación de “Cecilia de Roma: Música en el corazón” en La Verdad el jueves, 24 de diciembre.



Cecilia de Roma: Música en el corazón
En estas fechas hay costumbre de cantar muchos villancicos y la música está presente en todos los hogares. La patrona de la música la mayor parte de la gente sabe que es Santa Cecilia y su festividad se celebra con todos los honores por la mayoría de músicos del mundo entero y en las religiones cristiana y ortodoxa, en su festividad, el día 22 de Noviembre.
La joven romana, Cecilia, murió virgen y mártir, hacia el año 230 al convertirse al cristianismo. A finales del siglo XVI, concretamente en el año 1594, el Papa Gregorio XIII la elevó a los altares como santa. Ostentó el patronazgo de los músicos, los poetas, los ciegos (como Santa Lucía de Siracusa) y de varias ciudades europeas y americanas.
Pero lo que más curioso me resulta es que ha llegado a ser patrona de la música y de los músicos por causalidad, es decir que ella no tocaba instrumento alguno. Parece ser que esto fue debido a una mala traducción del hagiógrafo, que interpretó que “tocaba el órgano y cantaba al Señor”, suplicándole que su corazón y su cuerpo se mantuvieran inmaculados, ante el casamiento forzado con un romano.
Quizá por este motivo tiene varios atributos, no uno sólo; los más usuales son el órgano y el laúd, pero yo la he visto representada con piano y con arpa, además de rodeada de rosas. Así que los músicos no se pueden pelear por si tocaba un instrumento de viento, de cuerda o de percusión, porque quizás, entonces, podría ser representante de una de las cuerdas musicales, pero al no tocar específicamente uno, entonces es la patrona de todos. Se la respeta y venera por todos con gran fervor y también en su honor se formó uno de los movimientos más importantes de renovación de la música sacra católica, a finales del siglo XIX, con el nombre de cecilianismo. Se le han dedicado pinturas, esculturas, obras arquitectónicas, compuesto Misas, etc.
Por otra parte, muchos piensan que Cecilia significa “cieguecita”. La traducción también constituye un error, puesto que  la palabra latina correspondiente a la ceguera es cæcitas (/chechitás/ o /kekitás/), muy parecido a Cæcilia (/chechília/ o /kekília/). Y es que la Iglesia actual de Santa Cecilia de Tratévere se encuentra muy cerca del templo de la Bona Dea Restituta (Buena diosa de la restitución de la salud), era una diosa que curaba la ceguera.
Lo bien cierto es que, muchos términos, que han pervivido hasta la actualidad, se han puesto, a menudo por casualidad, y ahí se han quedado y se quedarán in secula seculorum, como por ejemplo, la zarzuela, le viene el nombre porque sus primeras representaciones se hacían en el palacio de la zarzuela; oratorio, se llama así porque los ensayos los hacían en el oratorio de las iglesias; sonata: música para ser sonada; cantata: música para ser cantada; tocata: música para ser tocada por instrumentos de tecla… y así sucesivamente. Ahí tenemos todos estos nombres que, al reflexionar, quizá se cambiarían o se matizarían, pero que se entienden perfectamente y se aceptan por todos, por lo que no molestan. En el caso de Santa Cecilia, creo que todos los músicos estamos encantados de tenerla por patrona, aunque no tocara un instrumento musical.
                                                           Francisco B. Burló Giner

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